Abel Valdenebro
Nuestros iNNterrogatorios no son paritarios. Ya habréis visto que predominan los hombres, cosa por otro lado proporcional, pues así ocurre en el mundo del vino.
Lo que buscamos es que quien responda a nuestras paridas lo haga con verdad y cariño.
Por eso llegamos hasta Raquel Pardo. Periodista y, peor aún, freelance, que es toda una declaración de intenciones y de actitud ante la vida.
Ser freelance te impide tener vacaciones de esas de tardes interminables de playa y filetes empanados pero te permite abrir un vino un martes a las 10:50 de la mañana, antes de haberte duchado, si te da la real gana. Solo faltaba que esa carencia de agenda cerrada y de peticiones absurdas con cosas para ayer te impidan disfrutar de lo que más nos gusta.
Raquel tiene una amplia trayectoria en el periodismo vitivinícola y a día de hoy podéis leer lo que escribe en lugares de peregrinación como Traveler o Sobremesa.
1.- ¿Qué bebes siempre? o ¿qué tienes siempre en tu vinoteca particular que no falta, porque no falla?
Uff, diría que espumosos y, en la nevera, alguna manzanilla o fino, jerezano o de Montilla. Me gusta mucho Bollinger y algunas cosas de Pepe Raventós y Recaredo o Gramona, y para tomar frescos, manzanillas ligeras y perfumadas, Callejuela, Pastora, Maruja… de tó. Ah… ejem… también bebo tintos y cada vez más vinos blancos. Lalalala.
2.- ¿Qué no bebes nunca? o ¿qué no consigues que te guste?
Lo que más me cuesta son los vinos muy dulces, sin acidez y tremendamente golosos. Me cuestan los PX dulces pese a la complejidad que llego a percibir, pero, ay, no para beberme más de una copa… con lo que engordan, además.
3.- ¿Cómo empezaste a beber vino?. ¿Te acuerdas de la marca y cuándo fue?
Pues, pese a haberme criado en un bar, mis comienzos en el bebercio de vino fueron ligados a mi profesióN. empecé a aficionarme bebiendo, y no, no recuerdo la marca. Sí recuerdo un momentazo grande ligado al vino en mis comienzos y fue con un Mogador del 95.
4.- ¿Qué le falta al sector del vino?, ¿en qué falla?
Aunque suene obvio, le falta público, le faltan bebedores, aunque sea, ocasionales. Le falta gente a la que no le dé miedo aprender un poquito sobre vinos tomando cosas distintas, gente que salte de la marca o la zona de turno a otras y empiece a flipar.
5.- ¿Qué le sobra al mundo del vino?
Snobs, sabelotodos, dogmatismos, cuñaos, gente que cree que su visión del vino es la que vale y la de los demás no. Universos vinícolas hay unos cuantos, unos más divertidos y apasionantes que otros, no creo que haya que cerrarse puertas a estilos, variedades o filosofías sobre el vino por fucking prejuicios o ideas preconcebidas.
6.- Una bodega que jamás te defrauda, tu icono de bodega.
Ostras, esta es complicada… Como bodega, me gusta el status que se ha trabajado Vega Sicilia durante años, pero me quedo más con los productores pequeños que le meten horas y dedicación, tipo José Luis Mateo o Laura Lorenzo, por poner solo dos nombres, que si no, no acabo.
7.- Una zona vinícola.
Una clásica: Rioja. Y otra para descubrir bebiendo a lo loco, Beaujolais.
8.- Un restaurante o bar de vinos que te dé todo lo que necesitas.
Me lo paso muy bien en Asturianos, que está en la ciudad donde vivo, Madrid, y me encanta ir, volver y volver a volver a Angelita, por las personas que hay detrás.
9.- Dónde sueles comprar vinos.
Como con las marcas, soy bastante infiel. Recaigo de vez en cuando en tiendas como Lavinia pero bicheo internet y, como me dedico a esto, tiro de amiguis distribuidores que tienen cosas chulas, a veces, difíciles de encontrar.
10.- Una persona concreta con la que te guste especialmente beber vinos.
Aparte de amigas productoras con las que aprendo mucho, y amigos frikis del vino con los que intercambio opiniones, disfruto mucho con mi pareja, a la que, creo, estoy adentrando poco a poco en el disfrute de vinos distintos, con mensajes distintos y paisajes diferentes. Una charla con él mientras se va acabando la botella es uno de los momentos más especiales del día o la semana.