por Eloi Cedó
Aún tengo dudas del porqué los que mandan me escogieron para escribir esto. Aún más del porqué acepté. El tema: las etiquetas de vino.

Sí, sí, eso «que viste a un vino», lo que las hace reconocibles en un lineal y otros rollos tecnoemocio- nales y marketinianos. Ni idea de cómo enfocar el asunto. Dudo entre enumerar etiquetas que amo, como si se tratara de una redacción de inglés de 7.º de EGB (mínimo 150 palabras), hablar sobre las mías y sus circunstancias o de la información legal que deben contener. Como esto último me daba pereza y los otros dos puntos de vista me parecían un poquito demasiado auto- bombo, al final he decidido contaros mi primer encontronazo con el arte de pegar cosas encima de otras cosas, y después, oye, lo que surja.
El tetazo de Sabrina nos servirá de marca temporal. Gala Fin de año 1987, TVE. Mi madre, Paquita, compraba la Pronto cada lunes. Dicha revista, siempre rabiosa de actualidad, empezó una serie de coleccionables con el tema central de la Salerno, que si adhesivos en el n.º 824, un póster en el 846… Cuando el tetazo ya pasó a formar parte de nuestra memorabilia televisiva, o al menos de la mía, rebuscando en un cajón encontré uno de los obsequios referentes a la Salerno, un medallón lenticular con su imagen.
Quien no sepa lo que es un medallón lenticular, que piense en los típicos calendarios de la Virgen, que cambiando su inclinación se pueden ver diferentes imágenes o movimientos. En este caso, los movimientos oscilaban de Sabrina vestida a Sabrina con los pechos fuera. Ay, mamá. Lo siguiente que recuerdo es tener en una mano el medallón y en la otra un taco de madera del tamaño de La montaña mágica y, aprovechando los restos de adhesivo de la medalla, pegarla al taco, totemizando el óvalo de plástico, pegando mi primera etiqueta, bien centradita.
Como todo lo detallado no cumple con lo que se me encomendó, me gustaría enumerar algún consejo a la hora de hacer una etiqueta. Me flipan las etiquetas tipográficas, eso sí, cuando hay un buen diseñador detrás (JJ Bertran Estudi
—@jjbertran—, Comando G, Cadausolo, etc.). Fotos buenas es bien. Si eres naturetis, que sepas que nadie te obliga a poner un dibujito o una florecita, cúrratelo. Pocos restylings
de etiquetas clásicas superan a sus antecesoras. No pongas edición limitada, bajo ningún concepto, y menos cuando proviene de 200 barricas; por ahora solo existe un vino ‘ilimitado’, y lo sabes. Paisajitos y cepitas tampoco hacen falta. Y oye, si te gusta lo feo, lo raro o lo bizarro, pues ponlo en tu etiqueta, seguro que hay alguien igual de enfermo que tú que lo aprecia. Pensad que al final solo es un lamparón en la botella, una mancha en una estantería.
Pues eso, 150 palabras.
Robando, explotando y estafando a artistas desde 2012 para sus icónicas etiquetas

@p.butza


@vinagrella


@p.butza